Si no hubiera muerto en 2003, hoy, 26 de febrero, Johnny Cash cumpliría 80 años. Para recordar esa efeméride, recuperamos la crítica que escribí para la revista de Discos Del Sur de uno de sus grandes discos de retorno, el Unchained de 1996, su segunda obra junto con Rick Rubin. Sirva de humilde homenaje al gran Hombre de Negro.
Johnny Cash es lo más parecido a un héroe popular: ha compuesto más de mil canciones (éxitos como Folsom Prison Blues, Ring Of Fire, Home Of The Blues); ha actuado en todo el mundo, incluso en cárceles como San Quintín; ha interpretado películas y presentado programas de televisión; ha grabado álbumes conceptuales sobre los cowboys y los indios americanos (lo que le valió amenazas del KKK); ha defendido los derechos civiles y luchado contra la injusticia (desde hace décadas viste de negro por esa razón)... en fin, todo lo que le convierte en una leyenda viva.
Nacido en Arkansas el 26 de febrero de 1932 en el seno de una familia de granjeros, Cash conoció la música a través de la radio; más tarde, la trágica muerte de su hermano le acercó al gospel. Tras servir en las fuerzas aéreas, se trasladó a Memphis y formó un trío, probando fortuna en los estudios Sun de Sam Phillips: fue en esa época cuando desarrolló su estilo "boom chicka boom", aplicando su voz profunda, casi gutural, sobre un ritmo trotón. En 1955 grabó su primer single, Hey Porter. Junto a sus compañeros de escudería (Elvis, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins y Roy Orbison) participó en la revolución musical que daría lugar al rock’n’roll.
En pleno éxito, y para aguantar un ritmo de trescientos conciertos al año, se aficionó a los barbitúricos, y dio con sus huesos en la cárcel por varios motivos: destrozar habitaciones de hotel, jugar con armas, etc. Su vida cambió al conocer a su segunda esposa, June Carter. Después de grabar más de setenta álbumes en distintos sellos, su estrella pareció apagarse en los ochenta. Hasta que conoció a Rick Rubin, fundador del sello de rap Def Jam, productor de Red Hot Chili Peppers, Slayer y Black Crowes, y propietario del sello American. En 1994, y fruto de esta relación, Cash reapareció con American Recordings, un disco que le abrió las puertas a un nuevo público.
En plenitud de facultades a los 64 años, el hombre de negro ha vuelto con Unchained, un disco que refleja la riqueza musical de su carrera, desde sus influencias más tempranas hasta su acercamiento a las nuevas generaciones. Producido por Rubin y acompañado por Tom Petty & The Heartbreakers, Marty Stuart, Flea y Mick Fleetwood, Cash interpreta un repertorio en su mayor parte ajeno, con la excepción de dos enérgicas muestras de rock’n’roll de la era Sun, Country Boy y Mean Eyed Cat, y la oda a su esposa Meet Me In Heaven.
Entre las versiones, hay temas de artistas contemporáneos, como Rowboat (Beck), Rusty Cage (Soundgarden), Spiritual (Spain) y Southern Accents (Petty), que Cash lleva perfectamente a su terreno. Lo mismo hace con canciones más añejas, como la dramática Sea Of Heartbreak (Don Gibson), la dulcemente retro The One Rose (Jimmie Rodgers), la blues Memories Are Made Of This (el primer éxito de Dean Martin), la plegaria Kneeling Drunkard's Plea (Louvin Brothers), y las trotonas I Never Picked Cotton (Roy Clark) y I've Been Everywhere (Hank Snow). Sin duda, Cash ha vuelto a lo grande.
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