La expedición se traslada al Centro Flamenco Fosforito de la Posada del Potro, donde tendrá lugar la presentación de Alegrías. Llega Howe y se hace la sesión de fotos, primero junto a Raimundo y después con el resto del grupo. Finalmente, a las 20.30 consigo llevarme a Gelb al interior de una de las salas: tengo veinte minutos para la entrevista. Le recuerdo esa anécdota, cuando vivía en una cabaña en Joshua Tree (California), en el desierto de Mojave, y solo tenía tres casetes: el Swordfishtrombones (1993) de Tom Waits, la banda sonora de Ascensor para el cadalso (Louis Malle, 1957) de Miles Davis, y una cinta de Tomatito. Y ahora, veinte años después, ha grabado con Amador, quien colaboró con Tomatito. ¿Ha sido como cerrar el círculo? "Lo descubrí cuando grabamos la introducción de 'Cowboy Boots On Cobble Stone'. Cuando Raimundo tocó me recordó a cuando escuchaba a Tomatito, aunque era más que él… como si fuera el origen, la fuente".
Pero el verdadero origen de Alegrías está en el primer disco de Lole y Manuel, Nuevo día (1975; portada en la foto superior y contraportada en la inferior). "Fernando vino a un concierto que hice en el exterior de un museo en Sevilla. Me regaló ese álbum. Estaba intrigado. Lo dejé tras el escenario con todas mis cosas para tenerlas a salvo hasta que terminara mi actuación. Era una zona protegida por los guardias del museo. Cuando acabé, fui a recogerlo todo. ¡El disco había desaparecido! Probablemente los guardias se lo quedaron. Pero eso aún me intrigó más, el pensar que era tan valioso. Fernando me dijo que todo el mundo en España lo había tenido en algún momento. Algún tiempo después, en Huelva, fuimos a un pequeño bar musical. El dueño era el camarero. Tenía un montón de vinilos, y entre ellos encontré el de Lole y Manuel otra vez. Me dijo que tenía dos copias y me dio una. Fue entonces cuando supe que algo había empezado… y todavía no ha acabado".
Y llega la pregunta del millón: normalmente, cuando hablamos de fusión pensamos en algo muy estudiado, pero en este caso fluye de forma natural, no parece el capricho de un turista yanqui. ¿Cómo se consigue eso, si además tenemos en cuenta que ha sido un proyecto de más de tres años de elaboración? En la respuesta de Howe encontramos, además, las claves de su método de trabajo: "No tardó tres años en hacerse. Fue más bien que yo pasé tres años sin querer acabarlo. Pero la mayoría de canciones nuevas se hicieron muy rápidamente. Nunca hago planes; son el enemigo del estado. Los planes son para la gente que confía en el papel. La gente que necesita set lists. Hace tiempo decidí tomar otro camino, para bien o para mal: el camino de la improvisación, como los jazzmen de la época del be bop. Cambian su música cada vez que tocan. Seguí esa vía incluso aunque no estaba tan cualificado como ellos. Escucho unas mil variaciones en mi cabeza cada vez que voy a tocar una vieja canción, así que ese es mi jazz".
En 1963, cuando Johnny Cash utilizó trompetas mariachi en Ring Of Fire, en cierta forma revolucionó el country. Uno tiene la tentación de establecer símiles con Alegrías, algo que Gelb desmiente en el acto. "No, las únicas revoluciones son las 33 1/3 por minuto del disco (y hace el gesto de girar el vinilo). No puedo tocar flamenco, pero adoro las guitarras. Los gitanos fueron una gran inspiración. Escucho a Led Zeppelin, a Charlie Christian y a Robert Johnson en ellos. Es la maestría del instrumento en su forma más pura. Pero los ritmos siempre me derriban como a un jinete de toros en un rodeo. Y adoro esa caída. Es una buena monta. Un corto arranque de asombrosa energía y pasión. Llena el vacío con un fuego y un corazón nostálgico revelándose. Quizás mis ritmos son más perezosos, más lentos, más southwestern. Esto es el sudoeste español; y Arizona está en el sudoeste de los Estados Unidos. Creo que hay muchas similitudes".
(continuará...)
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