El huracán
Katrina asoló Nueva Orleans a finales de agosto de 2005: el ochenta por ciento
quedó inundado cuando los diques de contención del lago Pontchartrain cedieron.
Balance: más de 1.800 muertos, con 182.000 edificios completamente destruidos y
cerca de medio millón de viviendas con daños.
En
2010, durante la visita que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama,
realizó a la ciudad en el quinto aniversario de la tragedia, aseguró en un discurso
que Nueva Orleans se ha convertido en un “símbolo de resistencia y de sentido
comunitario”. Y habría que añadir: “y en una explosión de creatividad”.
El 21
de agosto de 2010, Andrea Aguilar escribía en ‘El País’ un artículo titulado
“El Katrina como una de las bellas artes”, donde explicaba cómo la tragedia
había inspirado series, documentales y libros… eso, sin contar con la
innumerable cantidad de discos de tributo para recaudar fondos y los álbumes
con canciones relacionadas. Desde el punto de vista literario, podemos destacar
el libro de Dave Eggers “Zeitoun” (Mondadori, 2010) y la obra de teatro de Rob
Florence “The Hurricane Katrina Comedy Festival” (2010).
En el
terreno del documental, habría que citar títulos como “Faubourg Tremé. The Untold Story Of Black New Orleans” (Lolis Eric Elie y Dawn Logsdon, 2008); “Trouble The Water” (Tia Lessin y Carl Deal, 2008), nominado al Óscar; y, claro está, el
ambicioso y monumental “When The Levees Broke. A Requiem In Four Acts” (Spike
Lee, 2006), realizado para la HBO. Para la misma cadena, el director
afroamericano volvió a Nueva Orleans para dirigir una especie de secuela, “If God Is Willing And Da Creek Don't Rise” (2010), donde retomó a algunos de los
personajes varios años después.
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