1/5/12

los 79 años de heterodoxia de Willie Nelson

Con un día de retraso, celebramos el 79 aniversario de una de las pocas leyendas vivas del country (y de muchas cosas más) que aún nos quedan: Willie Nelson, nacido el 30 de abril de 1933 en Texas. Y para ello, recordamos uno de los discos que mejor representan su carácter heterodoxo, "Milk Cow Blues" (Island, 2000).

Cualquier leyenda del country, desde George Jones a Chet Atkins, confesará que aprendió a cantar y a tocar de los músicos de blues. Willie Nelson no es una excepción.

El cantante texano siempre ha demostrado su talento como compositor que bebe de las fuentes más diversas, y todo tiene su explicación en su infancia: de pequeño, en la comunidad granjera de Abbott (Texas), escuchaba gospel en la iglesia, blues y corridos mexicanos en los campos de algodón, y country y western swing en la radio.

Desde su primer single en 1957, en su larga y ecléctica carrera Nelson ha grabado discos conceptuales, de gospel, de jazz, con estándares, con canciones navideñas, bandas sonoras, de todo. Pero hasta ahora no había editado un álbum entero de blues.

A sus 67 años, después de actualizar su sonido en Teatro, Willie vuelve con un disco de blues que recupera temas clásicos de los años veinte, treinta, cuarenta y cincuenta, y reinventa sus propias composiciones con el lenguaje del blues. Y en este viaje no está solo, sino que combina los talentos de la comunidad blues de Austin (Derek O'Brien, Jon Blondell, Riley Osbourn, George Rains), junto a invitados especiales, figuras del blues de ayer y de hoy.

En el capítulo de las versiones de clásicos añejos del blues, Nelson cuenta con Francine Reed, la tremenda cantante descubierta por Lyle Lovett, en el sensual Milk Cow Blues; con Keb' Mo en Outskirts Of Town; con la voz rota y el piano tabernario de Dr. John en los slow Black Night y Fool's Paradise; con la inconfundible guitarra de B.B.King en The Thrill Is Gone; con Susan Tedeschi y Jimmie Vaughan en el arrollador Kansas City; con Jonny Lang en el popular Ain't Nobody's Business; y con el guitarrista Kenny Wayne Shepherd en Texas Flood, blues texano de alto octanaje popularizado por Stevie Ray Vaughan.

Más o menos, los mismos invitados aparecen también en las relecturas en clave blues de algunas de las composiciones propias de Willie: Francine Reed en Funny How Time Slips Away; Jonny Lang en Rainy Day Blues; B.B.King en Night Life; y, sobre todo, Susan Tedeschi en un Crazy que, aunque parezca imposible, consigue hacer olvidar por un momento la versión de Patsy Cline. De todas formas, convertir este material al blues tampoco tiene mucho mérito, porque cuando Willie lo compuso ya le dio una sonoridad híbrida más cercana al blues que al country.

Sin sus colaboradores especiales, Willie también sale airoso en el slow Wake Me When It's Over, en el Sittin' On Top Of The World de Bob Wills (remozado de blues rural, con guitarra slide), y en la balada country Lonely Street (con un bonito solo de armónica de su colaborador habitual, Mickey Raphael). Además de contribuir con su personal voz, Nelson se muestra más expresivo que nunca con la guitarra eléctrica, con su particular estilo de tocar, entrecortado e inseguro.

El paseo de Nelson por el blues resulta de lo más agradable y tranquilo, pero eso sí, no recurre al rhythm’n’blues desenfrenado, sino que en el álbum predominan las baladas y los medios tiempos, con un acento jazzy más que considerable.

Y es que si Ray Charles grabó un disco de country hace años, ¿por qué Willie Nelson no podía hacer uno de blues?

Aquí tenemos a Willie con Kenny Wayne Shepherd en Nueva York en el año 2000, interpretando el emblemático Texas Flood.