El
reciente estreno de “Django desencadenado” vuelve a demostrar la habilidad de
Quentin Tarantino para encajar las canciones más adecuadas para cada escena de
sus magníficas películas. Por eso, es un buen momento para analizar sus
obsesiones musicales, desde su debut “Reservoir Dogs” hasta “Malditos
bastardos”.
EL COLECCIONISTA DE VINILOS
En el cine contemporáneo, la utilización de canciones en una película responde la mayoría de veces a motivaciones simplemente comerciales: para promocionarla gracias a la presencia del cantante de moda y ganar más con las ventas del disco correspondiente. Con su debut “Reservoir Dogs” (1992), Quentin Tarantino alteró el panorama de las bandas sonoras al prescindir del score y sustituirlo íntegramente por canciones. Y es que para él, “colocar la canción adecuada en la secuencia adecuada es una de las cosas más cinemáticas que un director puede hacer”.
Así deja muy claro el papel destacado de la música en sus películas, tan fundamental como la glorificación de la violencia: “Siempre he creído que mis bandas sonoras funcionan muy bien, porque básicamente son el equivalente de una ‘mixtape’ que haría para un amigo en casa. Para mí, las películas y la música van cogidas de la mano. Cuando escribo un guión, una de las primeras cosas que hago es encontrar la música que pondré en la primera secuencia. No puedo avanzar hasta que imagino cómo comenzaré y cómo será la música inicial”.
Si siempre se ha dicho que Tarantino es un gran cinéfilo, con la música le pasa lo mismo: “Soy un gran coleccionista de vinilos. Tengo una habitación para los discos en casa. Cuando escribo un guión, lo que hago es revisar todos estos discos, para intentar encontrar buenas canciones”.
EL COLECCIONISTA DE VINILOS
En el cine contemporáneo, la utilización de canciones en una película responde la mayoría de veces a motivaciones simplemente comerciales: para promocionarla gracias a la presencia del cantante de moda y ganar más con las ventas del disco correspondiente. Con su debut “Reservoir Dogs” (1992), Quentin Tarantino alteró el panorama de las bandas sonoras al prescindir del score y sustituirlo íntegramente por canciones. Y es que para él, “colocar la canción adecuada en la secuencia adecuada es una de las cosas más cinemáticas que un director puede hacer”.
Así deja muy claro el papel destacado de la música en sus películas, tan fundamental como la glorificación de la violencia: “Siempre he creído que mis bandas sonoras funcionan muy bien, porque básicamente son el equivalente de una ‘mixtape’ que haría para un amigo en casa. Para mí, las películas y la música van cogidas de la mano. Cuando escribo un guión, una de las primeras cosas que hago es encontrar la música que pondré en la primera secuencia. No puedo avanzar hasta que imagino cómo comenzaré y cómo será la música inicial”.
Si siempre se ha dicho que Tarantino es un gran cinéfilo, con la música le pasa lo mismo: “Soy un gran coleccionista de vinilos. Tengo una habitación para los discos en casa. Cuando escribo un guión, lo que hago es revisar todos estos discos, para intentar encontrar buenas canciones”.
Lo mejor de
todo es que el director raramente escoge temas demasiado conocidos para el gran
público. De esta forma, la recuperación y utilización de algunas canciones las
ha asociado para siempre a sus películas y las ha desvinculado de todo lo que pudieron
suponer cuando fueron grabadas. Eso es lo que ha pasado, por ejemplo, en “Reservoir
Dogs”, con “Stuck In The Middle” en la escena de la tortura, o el “Hooked On A
Feeling” con su inconfundible “uka-chaka-uka-uka”, o en “Pulp Fiction” (1994) con
el “Let's Stay Together” durante el discurso de Marsellus sobre el orgullo.
Al margen de la habilidad de Tarantino para saber encajar las canciones en las escenas apropiadas, también hay que destacar otro aspecto de sus filmes: la presencia de la música en los diálogos (la discusión sobre Madonna en “Reservoir Dogs”, por ejemplo) o en la propia narrativa de las historias (los personajes a menudo escuchan la radio en el coche).
La especial
relación de la música con Tarantino se hace evidente en internet, donde puede
encontrarse desde foros dedicados a sus bandas sonoras hasta una compilación de
las letras de las canciones y diálogos incluidos en los discos.
Para
conocer un poco mejor lo que significa la música en el mundo de Tarantino, lo
más práctico es repasar por orden alfabético algunas de sus obsesiones, que encontramos
repetidas en toda su obra:
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