Por su legado musical, Hank Williams (17 de septiembre de
1923 - 1 de enero de 1953) está considerado como el padre del country
contemporáneo, y por su azaroso estilo de vida, habría que verle como un precursor
del lado más salvaje del rock.
Williams fue una superestrella a los 25 años, y murió a los 29: en ese corto período, estableció las reglas para todos los cantantes de country posteriores. Sus letras directas y emotivas fueron el estándar a seguir, así como su estilo, que aunaba sentimientos de culpa religiosa con la exaltación de una juerga del sábado por la noche.
Hank recibió su educación musical de la mano de un cantante
callejero, Rufus Payne, quien le enseñó a tocar la guitarra y a cantar blues. A
partir de su single "Move It On Over", editado en 1947, la
trayectoria de Williams fue en ascenso. En el 49, "Lovesick Blues"
fue número 1 durante 16 semanas en las listas country y entró en el Top 25 de
pop. El paso al estrellato estaba garantizado.
Hank (en el centro) con una de las formaciones de su banda de acompañamiento The Drifting Cowboys: Don Helms, Bob McNett, Jerry Rivers y Hillous Butrum |
Al margen de su éxito profesional, la vida personal de Williams giraba fuera de control. Cuando empezó a ganar dinero y a permanecer mucho tiempo lejos de su casa, se refugió en la bebida. Además, una lesión en la espalda le hizo adicto a la morfina y a otros calmantes. En 1952 se pasaba el día borracho y drogado, y solía destrozar cosas y jugar con armas. Finalmente, acabó repercutiendo en su carrera: aparecía bebido en los conciertos, o simplemente los olvidaba. Esto acrecentó su actitud autodestructiva: su matrimonio se rompió y sus amigos le dejaron. Por eso murió solo, en el asiento trasero de su Cadillac. Su último single en 1952, "I'll Never Get Out Of This World Alive", parecía premonitorio.
Williams
dio al honky tonk su verdadera voz, con clásicos como "Honky
Tonkin'", "Why Don't You Love Me", "Cold Cold Heart",
"Jambalaya (On The Bayou)", “Lost Highway” o "Hey, Good
Lookin'". La leyenda de Williams es un icono de todo lo que es
"puro" en el country: por eso fue reivindicado por el nuevo rock
americano (Jason & The Scorchers) y por el nuevo tradicionalismo (Dwight
Yoakam), y por eso sus canciones han sido interpretadas por artistas de todos
los estilos (de los Residents a Elvis Costello).
Y, lo mejor de todo, su legado
siguió (sigue) por vía familiar: su hijo Hank Williams Jr. y, sobre todo, su
nieto Hank III han heredado sus virtudes (el talento) y sus defectos (los malos hábitos).
Pero esa ya es otra historia.
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